El por qué del libro.
Desde la abrumadora noticia de la muerte de Monseñor Romero, y reflexionando sobre el increíble regalo que el Señor me había dado, estar cerca de un santo, no he podido tranquilizar mi conciencia por no escribir sobre los momentos que tuve el privilegio de compartir con él. Mi esposa, Márgara, y mis hijos Aída Verónica, Jorge José, Rebeca y Florence, fueron testigos de muchos de estos momentos, cuando Monseñor venía a nuestra casa.
Al recordar a Monseñor Romero, comprendo lo que es vivir en santidad, practicar la humildad y la entrega, convertirse cada día y hacer lo que Dios le pide en un momento en que en el país no se veía con claridad qué camino seguir. Nunca buscó convertirse en el profeta y árbitro que fue, esa no era su meta, sino servir y sentir con la Iglesia, motto arzobispal que lo caracterizó.
He dado testimonio de mi experiencia en Carolina del Norte, en la catedral de Riverside de New York en el Woodrow Wilson Center en Washington, en La Trobe University Australia y en Nueva Zelanda. Pero no dejé escrito nada de estos testimonios, por lo que me cuesta escribir.
Gracias a las entrevistas que me hicieron Héctor Lindo (2002) y Ricardo José Valencia de elfaro, (2005), y al trabajo de Ana María Nafría fusionando y reorganizando la información contenida en ellas y la proveniente de conversaciones que ampliaran algunos puntos, ha sido posible presentar, este documento, mi homenaje al recuerdo de Monseñor Óscar Arnulfo Romero.
San Salvador, 15 de Agosto de 2007.